sábado, 26 de septiembre de 2009

¿Por qué este sitio "Escribir para trascender"?






     Hola, soy Paty y estoy compartiendo este espacio dedicado al arte sin fronteras que es el acto de escribir. Desde hace tiempo soy docente y mi acercamiento en el proceso de lecto-escritura ha sido interesante, he visto la cara de triunfo de los niños cuando empiezan a leer y escribir, de angustia cuando no entienden por qué esas letras conforman la palabra "triunfo", también la desesperación por saber qué dice ese libro que tiene imágenes muy coloridas y llamativas, o más aún, cuando quieren escribir lo que ellos sienten de sus seres queridos que están cotidianamente con ellos.
       Esa inquietud por plasmar sus sentimientos cuando les pedimos los maestros que escriban sus sueños, lo que les pasó el día anterior, lo que desean cambiar del mundo, lo que les gusta hacer en casa, lo que añoran cuando no están cerca sus papás por diversas circunstancias y que lo lean para ellos mismos y lo corrijan una y otra vez hasta que se sientan satisfechos de lograr un escrito que podrán o no compartir en el futuro, es lo que ha motivado este espacio.
      Habrá redacciones cortas, sencillas, pero interesantes y sobre todo, que expresan los sueños, los deseos, lo que quisieran que pasara, o simplemente, escribir imaginando a otros personajes que tengan una vida propia construída por la pluma de un niño. De un niño como tú, o como yo que aún tengo alma de niño. 
          Espero les sean gratos los escritos de niños de sexto grado de primaria, que asisten a la Escuela Rafael Favila en el turno vespertino; ellos están aprendiendo a elaborar textos con personajes propios, creados por ellos mismos pero también, con una pizca de lo que ellos han vivido.
         Se vale dar su opinión y sugerir de forma positiva, qué y cómo mejorar en esta aventura de escribir para trascender como escritor con cuerpo pequeño y alma de gigante.

¿Quién es Chantal Maillard?




        Hija de un matrimonio belga, la poeta Chantal Maillard nació en 1951 en Bruselas pero, a los 17 años, obtuvo la nacionalización española, país al que se había trasladado junto a su familia en pleno franquismo. Ya desde pequeña, la escritora había mostrado facilidad para la escritura y, con sólo 14 años, ya había creado dos novelas y más de cien poemas. De esa época, se recuerda como una “desterrada” a quien las dificultades idiomáticas a las que tuvo que hacer frente en Málaga la llevaron a relacionarse con la literatura francesa.
        Entre las poesías de su autoría, se destacan obras como “Azul en re menor”, “Semillas para un cuerpo”, “Hainuwele”, “La otra orilla”, “Poemas a mi muerte”, “Conjuros”, “Lógica borrosa”, “Matar a Platón” e “Hilos”. En materia de ensayos, la escritora ha publicado “La creación por la metáfora”, “El crimen perfecto. Aproximación a la estética india”, “Confucionismo, taoísmo y budismo”, “La razón estética”, “El árbol de la vida” y “Filosofía en los días críticos”, entre otros títulos.
        Gracias a algunas de estas creaciones literarias, la poeta ha sido reconocida en varias ocasiones, en las cuales obtuvo, por ejemplo, el Premio Leonor, el Premio Juan Sierra, el Premio Santa Cruz de La Palma, el Premio Ricardo Molina y el Premio Nacional de Poesía.
        Por otra parte, a lo largo de su trayectoria, Chantal Maillard, quien decidió instalarse durante un año en Benarés (India), para aprender Filosofía y Religión India en una universidad de ese país, ha realizado críticas de filosofía, estética y pensamiento oriental, que han sido publicadas en los suplementos de cultura de los diarios “ABC” y “El País”. Además, desde 1990, esta doctora en Filosofía Pura y profesora titular de Estética y Teoría de las Artes, se dedica a transmitir sus conocimientos en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Málaga.

Escribir...



Escribir.
Chantal Maillard




Escribir,
para curar,
en la carne abierta
en el dolor de todos,
en esa muerte que mana
en mí y es la de todos.

Escribir,
para ahuyentar la angustia que describe
sus círculos de cóndor
sobre la presa,

aunque en el alma no,
en el alma,
la estimación del tiempo que concluye
y es arriba
algo más que un silencio
con ojos semiabiertos.

Escribir
como condescendencia y como rebeldía
sin elección,
sin pausa,
porque se va la luz, las fuerzas
se le acaban
y el ser se va de vuelo
en las garras de un ave
carroñera.

Escribir
para decir el grito,
para arrancarlo,
para convertirlo,
para transformarlo,
para desmenuzarlo,
para eliminarlo,
escribir el dolor,
para proyectarlo,
para actuar sobre él con la palabra.

Escribir
para descansar
(escribir que el sol, en invierno, es hermoso)

por no llorar tan dentro,
tan a escondidas.
Escribir,
hasta la extenuación
para que se derrame el dolor contenido
desde el inicio del mundo,
escribir para rebelarse
sin provecho

a pesar de la derrota ya prevista,

porque no hay rebeldía que no esté justificada
ni violencia que no sea, en el fondo,
inocente.
              Escribir

con derecho al llanto,

escribir para curar,
escribir para guarecerse,
escribir como si cerrase los ojos,
para no cerrarlos,
para mover la mano y seguir su curso
para sentirse viva.
AÚN
para aplazar la angustia
como simulación,
para guiar la mente y que no se desboque
para controlar lo controlable.

Escribir
como quien deja la luz encendida
y duerme de pie sobre sí mismo
para saldar las cuentas con el miedo

escribir
para reorganizar.

Escribir
sin hacer concesiones

Escribir
como quien des-espera,
para cauterizar,
para tomarle las medidas al miedo
para conjurar
para morder de nuevo el anzuelo de la vida,
para no claudicar.

Escribir
para apuntar al blanco.

Escribir
con palabras pequeñas,
palabras cotidianas,
palabras muy concretas,
palabrasojo
palabras animales,
palabrasbocadegato
ásperas por dentro y por fuera
suaves como “tal vez”
palabraslatigazo
como “demasiado” y “tarde”.

Escribir
para no mentir,
para dejar de mentir
con palabras abstractas,
para poder decir tan sólo lo que cuenta

decir que a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta
el lado izquierdo de mi almohada
y la sábana verde se desdobla
en el espejo del armario,
estoy en mí
en el lugar en que acostumbro
a encontrarme
en este aquí hecho de extraña
duración en lo mismo
repitiéndome
la carne dolorida
los huesos lastimados
los nervios, la piel
tirante, amoratada
el pelo encanecido
el grito sólo postergado
y hoy a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta
el lado izquierdo de mi almohada


muere un niño,
o dos o no sé cuántos
mueren y una anciana dice
sus últimas palabras
o no las dice y muere
y es otra la que habla
pero no habla, dice
apenas dice y muere
sin decir
apenas
nada
y algo se me atraganta
tal vez un alarido
largo como las once horas de esta noche
o tal vez la conciencia
que duerme encendida
como una lumbre la conciencia
de todos los que mueren
como una fogata
un espantoso incendio
que prende en las ventanas
de la ciudad y en el mar no se apaga
una conciencia absurda
una antorchahorizonte
la conciencia de todos los que saben
que se están acabando
en sus huesos de antorcha
hoy, mañana, siempre.

Escribir,
todas las muertes son mi muerte,
mi grito es el de todos
y no hay consentimiento.
Escribir,
¿para consentir?
¡escribir para rebelarse!
no hay lugar para plegarias
no hay lugar para el sosiego
el ajuste de las almas
se hace en rebeldía.


Estamos solas,
y nos pertenecemos.
En nosotras está el poder.
Somos un pueblo de almas
en rebeldía.
¡Despertad!
Lo que escribo aquí
se traza en el aire
el dolor es la senda
el dolor es el medio
por el dolor la fuerza
que combate el dolor
y lo transforma
por el dolor deshago
mi dolor en lo ajeno
y el ajeno en el mío.

Escribir,
para des-esperar,
por todos los que están,
por todos
los que fueron,
los desaparecidos,
escribir para cuidar
sus des

          apariciones,
para alimentarlas,
para que no se enturbien,
no tan pronto,
no tan siempre,
pronto.

Escribir,
para desestructurar
para vencer las estructuras
para contra
                   decir
lo dicho
para demoler.
Escribir,
para desestimar
para aprender la delgadez del trazo
su vacío
habituarse a él
a su insignificancia.
Escribir.
para magnificar
Escribir
inútilmente
para ejercer lo inútil
para abrazar lo inútil
para hacer de la inutilidad un manantial

escritura como sortilegio.

(…)



Poema Escribir en voz de su autora




El poema Escribir merece sin duda leerse completo, pero por su extensión y al descartar elegir fragmentos, van las primeras páginas, de la 70 a la 78-9 del libro Matar a Platón - acaba en la página 89-