En una casa cercana a un rancho de Acambay vivía una señora de la cual nos platicaba mi abuelito y decía lo siguiente:
La señora era una bruja que al llegar la noche se quedaba dormida y al pasar la media noche su espíritu salía de su cuerpo, para ir en busca de niños recién nacidos, para alimentarse de estos, pero para poder lograr alimentarse de los niños, tenía que dormir a sus mamás de tal manera que ningún ruido por más fuerte que fuera las pudiera despertar y poder salvar a sus hijos.
Los papás para proteger a sus hijos antes de dormir colocaban en la entrada de su casa o en la almohada del niño, artículos que podían defenderlo contra la bruja y estos artículos eran espejos, agujas o machetes ya que estos artículos podían impedir que la bruja entrara a la casa.
Cuenta la leyenda que el espíritu de la bruja regresaba a su casa antes del amanecer para que no la descubrieran.
Autor: Lizbeth Lovera Macias
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